viernes, agosto 04, 2006 

La Familia Presidencial en México

Ésta es la historia de la familia presidencial: el gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción. El auténtico cambio en México no significa que ya no haya funcionarios corruptos ni familiares incómodos; significa que esas prácticas no queden impunes.
El verdadero cambio en México no significa que no haya casos de abuso de poder, fraude y tráfico de influencias; significa que la sociedad pueda denunciar abiertamente los hechos, con su nombre y apellido, sin temor a las represalias.
Si usted es de los que cree en el discurso de transparencia y honestidad del autodenominado gobierno del cambio, si es de los convencidos de que Vicente Fox Quesada es un hombre a quien no le han permitido hacer nada, si se enternece cada vez que Vicente y Martita se besan en público y le encanta leer los detalles de su "historia de amor", si se le anegan de lágrimas los ojos cada vez que la primera dama sale a defender a sus hijos, si coincide con el presidente en que él y su esposa duermen "muy tranquilos" en la acogedora y austerísima cabaña presidencial, si en verdad lo cree, por favor, no lea este libro; ciérrelo en este momento, porque no lo dejará creer más en eso.
Este trabajo es el resultado de una rigurosa investigación periodística concerniente al matrimonio Fox-Sahagún, sus hermanos, hijos, sobrinos y amigos. Todos ellos conforman lo que en el foxismo puro se denomina la familia presidencial, aquellos que en este sexenio han compartido el poder y lo ejercen.
En este trabajo documentamos cómo, durante la administración foxista, los integrantes de la familia presidencial han acumulado una riqueza inexplicable, luego de haber iniciado la administración en evidente bancarrota personal.
Mientras la mayor parte de los trabajadores y empresarios mexicanos ha intentado sobrevivir a una apretada situación económica, la familia presidencial vive los mejores años de bonanza en su vida.
A veces los personajes en el poder le apuestan a que no haya testigos de sus transformaciones. Por suerte, habemos quienes presenciamos el antes y el después y como reporteras queremos compartir lo que vimos, anotamos e investigamos.
Conocemos a los protagonistas de esta historia desde hace más de seis años, cuando todos ellos aspiraban al poder.
Como periodistas cubrimos la precampaña y campaña presidencial de Vicente Fox Quesada. Así conocimos también a Martha Sahagún Jiménez. No olvidamos la peculiar manera de presentarse que tenía la encargada de comunicación social de la campaña. En la primera charla sostenida con ella se echó a llorar hablando sobre la supuesta vida de maltrato y abuso durante su anterior matrimonio y reveló ser la pareja sentimental del candidato Fox.
Tampoco se borra de nuestra memoria la imagen de Martha Sahagún haciendo alarde de su relación íntima con Vicente Fox. La vimos a bordo de la Tepocata -así llamábamos los periodistas al autobús que transportaba a Fox en sus periplos en busca del voto- y en eventos públicos, masticando pastillas Halls para luego dárselas en la boca al candidato presidencial ante las miradas de asco de todos los presentes. La escuchamos compartir con reporteras sus bromas pícaras cuando describía a su pareja sentimental, Vicente Fox, como un "hombrón" cuando aparentemente sólo era la vocera del candidato.
Antes de seguir, aclaramos que en la presente investigación periodística nos referimos a la esposa del presidente por su nombre legal, Martha con "h", porque de esa manera está asentado en su acta de nacimiento y, por tanto, así la llamaremos.
A lo largo de cinco años hemos ido recopilando datos, información y cualquier pista que dé una explicación acerca de la metamorfosis económica de la familia presidencial. Algunas dudas fueron resueltas, mientras que otras son asuntos que sólo ellos deberían responder en una auténtica rendición de cuentas, de cara al cambio que pregonan.
Ejemplos de la mutación casi milagrosa hay muchos:
Ahí está Manuel Bribiesca Sahagún: hace apenas cinco años pepenaba basura en los tiraderos de León y Celaya, pero hoy vuela en un Lear Jet con un valor de más de 1 millones de dólares y construye lujosísimos conjuntos residenciales y cientos de casas de interés social. Por la venta de cada una, según dijo él mismo, se lleva 45 000 pesos libres.
Martha Sahagún Jiménez: hace ocho años tenía que pedir préstamos como empleada del gobierno de Guanajuato para hacer frente a sus necesidades económicas. Y hoy pretende hacemos creer que los costosísimos trajes Chanel y las suntuosas joyas Cartier, Tiffany y Berger, valuadas en cientos de dólares, han sido el glamour rutinario de toda su vida.
Vicente Fax Quesada: hace cinco años tenía en la hacienda de San Cristóbal una casa desvencijada, cuya cañería se desbordaba cada vez que la fosa séptica no daba para más. Hoy esa casa es una hermosa residencia de cantera y finas maderas, cuya alberca y jacuzzi, mediante un ingenioso diseño arquitectónico, parecen la extensión del hermoso y transparente lago ubicado al centro del jardín.
Vicente Fox de la Concha: al inicio del sexenio tenía inconclusos sus estudios de preparatoria y vivía en el viejo rancho de la hacienda de San Cristóbal. Hoy vive en una magnífica residencia localizada en una de las mejores colonias de León, Guanajuato.
Qué decir de Jorge Alberto Bribiesca Sahagún, otro joven mexicano sin terminar estudios universitarios: hace unos años ayudaba a su hermano en la pepena y hoy es socio de una compañía transnacional de exportación de mango y aguacate, que lleva a vender al extranjero hasta 475 toneladas de aguacate Hass.
A lo largo de esta investigación periodística hemos escuchado un argumento común que quizá sea el mismo en el que usted está pensando en este momento: ¿se enriquece la familia del presidente?, ¿qué tiene de nuevo eso?, ¿no todos los presidentes y sus familias hacen lo mismo?, ¿no están ahí los excesos de doña Carmen Romano (entonces esposa de José López Portillo), quien solía viajar con su piano por todo el mundo?, ¿y los hijos de Miguel de la Madrid?, ¿y Raúl Salinas de Gortari?
Las autoras de esta investigación nos preguntamos y preguntamos al lector: ¿debe seguir sucediendo esto?, ¿debe ser indiferente la sociedad a esos hechos, víctima de la rutina del saqueo de cada sexenio?
Decidimos hacer esta investigación porque creemos que el ejercicio periodístico no se basa en simpatías o antipatías personales. Su objetivo es revisar todo aquello que hacen quienes están obligados a rendir cuentas a la ciudadanía sobre todos sus actos.
En los últimos seis años hemos centrado nuestra atención como periodistas en seguir los pasos de Vicente Fox y Martha Sahagún y hemos aportado trabajos periodísticos que han marcado el sexenio, como el anuncio anticipado de la boda de Fox y Sahún (El Economista, 2000), el "Toallagate" (Milenio Diario, 2001), el "Glamour en Los Pinos" (El Universal, 2003), el presunto tráfico de influencias de empresarios que apoyaron la campaña presidencial-como Eduardo y Rosaura Henkel- (El Universal, 2004), y las joyas secretas de Vamos México, que después se convirtieron en plumas (El Independiente, 2004).
Sin embargo, no escogimos a Vicente ni a Martha y sus familiares como objeto de nuestra investigación cotidiana por ser como son, sino por ser quienes son: la familia presidencial.
Si Vicente Fox se hubiera quedado como encargado de los negocios de su familia para seguir manteniéndolos en quiebra y si Martha Sahagún todavía fuera la señora que vendía queso ranchero en el expendio La Canasta, no hablaríamos de ellos, sino de quienes hoy ocuparían el sitio en el que Vicente, Martha y sus familias están ahora.
Pero como no es así, sino que ellos habitan hoy la residencia oficial de Los Pinos, dichas personas se convierten en protagonistas involuntarios de nuestra investigación.
En el transcurso de la lectura de esta historia, el lector encontrará a ciudadanos cuyo valor civil les impide permanecer callados.
Habrá quienes quieran callar esas voces ciudadanas, que están hartas de la corrupción sexenal. ¿Usted no está cansado? Es tiempo de hablar.
Ésta es la historia de la familia presidencial: el gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción.
Tomado de Anabel Hernández y Arelí Quintero. La Familia Presidencial. El Gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción. Grijalbo Actualidad. 2005. 281pp

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No puedo estar más de acuerdo contigo: en este país que haya corrupción no es novedad pero que se queden impunes ( ver veredicto de Espinosa Villarreal) es ofensivo y no debemos permitirlo. Menos que como el Divino que se robó un banco se pavonee en CanCun y salga en revistas como nuevo productor de cine.
Esta familia presidencial..., que ponga una tiendita en la esquina de su rancho porque no dan pa más.
Gab

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